por: Daniel Aceves Villagrán
La obesidad y el sobrepeso están restando la esperanza de vida en algo así como siete años.
Hoy en día 52 millones de mexicanas y mexicanos padecen este mal, lo que asocia aspectos biológicos, genéticos, psicológicos, sociales, culturales, económicos y discriminatorios, que al mismo tiempo se remiten a las primeras causas de mortalidad en México, como problemas cardiovasculares, cáncer y diabetes.
El porcentaje está incrementándose de forma alarmante ya que en los últimos siete años la obesidad en niños de cinco a 11 años se elevó en un 77 por ciento; por lo que de continuar con esta tendencia dentro de cinco años la obesidad demandaría como fenómeno de salud pública 100 mil millones de pesos para gastos médicos.
En la última Encuesta Nacional de Salud y Nutrición realizada en 2006 se describe que uno de cada cuatro alumnos de primaria en México presenta sobrepeso u obesidad, y uno de cada tres adolescentes entre 12 y 19 años tiene también estas características.
Estos datos nos sitúan como el país con mayor prevalencia de este trastorno infantil en el mundo y el segundo lugar a nivel de adultos, sólo después de Estados Unidos.
Bajo este panorama el Gobierno federal ha determinado como una prioridad sanitaria contar con una estrategia clara y amplia para su control; el incremento de peso en la población adulta tiene un ritmo acelerado, pero sobre todo en las mujeres. Este no es un asunto estético ya que sus implicaciones son de calidad de vida; está en marcha por parte de la Secretaría de Salud un programa denominado "Cinco pasos por tu salud" que incluye actividades y actitudes de orden específico como:
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Muévete.
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Toma agua.
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Come frutas y verduras.
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Mídete.
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Comparte.
Por parte de la Secretaría de Educación Pública se difunden los principios de una sana alimentación: una dieta completa, variada, suficiente e higiénica, alimentación equilibrada, atender las necesidades nutricionales básicas y específicas, emplear poca grasa y consumir menos alimentos ricos en grasas, utilizar azúcar y sal con moderación, beber abundantes líquidos, disfrutar de la comida, hacer uso de fuentes alternativas de energía y, mantenerse activo físicamente.
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